Es una enfermedad primaria, crónica, progresiva y a menudo mortal si no se trata a tiempo, se caracteriza por una fuerte necesidad y ansiedad de ingerir bebidas alcohólicas, creando una dependencia física y psicológica con el consecuente deterioro de la salud física causando enfermedades como: cirrosis, hipertensión arterial, gastritis o úlcera gastroduodenal, pancreatitis, encefalopatías, disfunción sexual etc.

Así mismo afecta la salud mental, por su efecto desinhibidor genera una falsa sensación de seguridad y de control, por lo que aumentan las conductas de riesgo como prácticas sexuales sin protección o conducir bajo los efectos del alcohol. A largo plazo favorece la aparición de trastornos como la depresión, psicosis, alteraciones del sueño y sus efectos pueden ser permanentes, como las demencias y trastornos de la memoria llegando a deteriorar las relaciones interpersonales con la familia y la sociedad.

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