¿Te has preguntado por qué al iniciar un nuevo año es tan fácil hacer un propósito y tan difícil llevarlo a cabo? Hay quienes aseguran que el 90% de lo que hacemos a diario es repetitivo, por lo cual no es difícil imaginar que la solución para un cambio de vida está en cambiar el hábito simplemente, pero ¿qué ocurre cuando un alcohólico entra a una capilla para hacer un juramento, un joven con adicción a una droga se accidenta o cuando una madre de familia deja sus medicamentos para el insomnio?
Muchas personas en circunstancias similares dejan su consumo por días, meses e incluso años; sin embargo, al momento de volver a probar una sola dosis, su mente se torna en una obsesión tan sutilmente intensa que ningún acto de la providencia puede remover… o al menos así lo describe la literatura de Alcohólicos Anónimos. Entonces, ni el susto ni la iglesia hacen posible que el vicio se haya esfumado, por lo que no está por demás entender de dónde viene la famosa idea de que basta un mes para aprender un hábito.
Teoría de cómo se forma un hábito
Es a finales de la década de 1970, cuando sin existir las Clínicas de Rehabilitación en Puebla, un reconocido cirujano plástico llamado Maxwell Maltz publicó el libro Psico cibernética, donde hace alusión principalmente al tema de la autoimagen y la adaptación de pacientes que habían perdido un miembro amputado o se hacían un cambio estético y empezaban en un periodo de 21 días a cambiar su percepción corporal. De este hecho nace el mito de que un hábito se forma en ese periodo de tiempo. Pero es el mismo Maxwell quien concluye en su libro que: «Es imposible lograr en tres semanas el cambio de toda una vida, pero es posible experimentar un mejoramiento» (1968).
Es en la misma década cuando el Dr. en psicología Walter Mischel tras luchar por años contra su adicción al tabaco se pregunta cómo y cuándo los humanos desarrollamos nuestro autocontrol, desarrollando una serie de experimentos y el test Marshmallow, que consistía en darle a una serie de niños menores a los 7 años un malvavisco y la orden de no comerlo, a cambio de aguantar la tentación les gratificará con otro malvavisco.
Los niños se encontraban en la disyuntiva del placer inmediato de sentir el dulce y suave sabor o reprimir el deseo y poder disfrutar del doble con solo poder resistir la ansiedad de comer. A los años se monitoreo a esos mismos niños convertidos en adultos jóvenes y los resultados dejaron boquiabierto al Dr. Walter cuando descubrió que los niños que habían comido el malvavisco rápidamente no habían concluido algunos proyectos e incluso habían abandonado la escuela, en cambio los que habían podido aplazar su deseo eran estudiantes satisfactorios en su mayoría.
Con este experimento, básicamente llegó a la conclusión de que la capacidad de retrasar la gratificación y vencer el placer inmediato, es lo que hace que las personas formen hábitos que los lleven al éxito. No sólo eso, hoy en día también se sabe que, en cuestión de adicciones, uno de los principales retos al dejar una sustancia psicoactiva o cualquier tipo de vicio, es el control del impulso para consumir esa primera dosis que tanto placer genera, a pesar de saber que las consecuencias futuras pudieran ser desastrosas o hasta fatales.
Estudios más recientes basados en la neuroplasticidad, afirman que la estructura cerebral necesita más que sólo repetición para iniciar un nuevo hábito y desechar los viejos; dicho de manera más dramática y en palabras de la Dra. en Neurociencias del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) Ann Graybiel: «Nunca desaparecen, se quedan grabados para recurrir a ellos cuando es necesario», según un artículo acerca del trastorno Obsesivo compulsivo (TOC) publicado en la revista Digital Neuron en el año 2000.
En materia de adicciones cabe preguntarse si consumir una sustancia es una cuestión de supervivencia. Y si le preguntamos a un adicto: claro que diría que su consumo es por gusto y cuando quiere lo controla; pero si le preguntamos a un adicto rehabilitado en alguna clínica de rehabilitación, seguro dirá que sí, que su consumo fue una muerte lenta voluntaria, elegida por la falta de voluntad para elegir una muerte rápida; que sí, fue la forma de sobrevivir a la adversidad, la única forma de sentir un poco de vida aun cerca de la muerte.
Toda persona que se acerca a una clínica de rehabilitación dirá que en ese lugar descubrió que su adicción no era más que la punta del iceberg de sus problemas. Sabemos que las adicciones matan, pero ¿cómo dejar lo que tanto placer brinda?
¿Cómo se puede superar una adicción?
La respuesta seguro está en Icaria, la mejor de las clínicas de rehabilitación, pero ¿cómo saber que llegas al lugar indicado para tu tipo de adicción y más en Puebla? Tal vez lo más conveniente es primero saber que existen varios tipos de adicciones, se encuentran las personas que consumen sustancias psicoactivas como el alcohol, el tabaco u otras drogas. Están quienes son adictos a las relaciones amorosas tóxicas o incluso dependientes de miembros familiares. Hay quienes compran compulsivamente aun sin necesitar nada o los que apuestan hasta la suegra en un casino y la lista podría extenderse hasta el infinito.
Todas estas manifestaciones de enfermedad mental tiene una explicación que, de acuerdo a recientes estudios, se encuentra en los ganglios basales, que son grandes estructuras neuronales subcorticales, encargadas del movimiento voluntario e involuntario y que se encuentran íntimamente relacionados con nuestro sistema de gratificación, pues son receptores de la dopamina, un neurotransmisor que nos hace sentir placer y confort cada que realizamos una acción que se ha vuelto automática y que por consiguiente no requiere de mayor esfuerzo; pues nuestro cerebro, en busca de su sobrevivencia, pretende ahorrar energía en cada proceso y es por ello que automatiza acciones y las graba en nuestro sistema límbico. Esto hace tan fácil poder incurrir en hábitos que a veces nos lleva años modificar.
Pero, volviendo al tema del malvavisco, tan fácil de prevenir si desde niños se nos enseñara pacientemente que abstenerse del deseo inmediato tiene su gratificación a largo plazo y que la cultura del esfuerzo debiera ser inculcada con amor desde nuestros primeros años de vida.
En cambio, para los padres permisivos y que sucumben fácilmente ante un berrinche infantil, las consecuencias son terribles, pues muchos de ellos a futuro ven como sus hijos se convierten en personas adictas a algo y se encuentran con la dificultad para ayudarlos a salir de un problema en el que ellos contribuyeron.
El hábito de consumir una sustancia o de apostar se convierte en un problema o adicción, cuando una o varias áreas de la vida se ven afectadas por anteponer el deseo a las consecuencias; pero a la par hay una obsesión seguida de una compulsión que no permite salir del bucle al individuo.
El publicista Charles Duhigg, asegura en su libro El poder de los hábitos (2012) que el cerebro no distingue hábitos buenos de malos, solo reacciona a lo que le da placer, por ello podemos implementar nuevos o cambiar los que tenemos.
Las clínicas de rehabilitación en Puebla son muchas, más de 400 según datos de CECAP. Existen para todo tipo de problemas; sin embargo, podemos dividirlos en tres grupos. autoayuda, clínicas de rehabilitación y mixtos. El común denominador coincide en algo: Para erradicar una adicción tendrá que haber un cambio de hábitos.
Los Centros de Autoayuda basan su rehabilitación en el Programa de 12 pasos de Alcohólicos Anónimos, adaptados a los diferentes tipos de problemas existentes, por ejemplo, Drogadictos Anónimos, Codependientes Anónimos, Sexólicos Anónimos, Ludópatas Anónimos, etc.
Para estos lugares no existe la profesionalidad, solo la experiencia y retroalimentación de los que van más avanzados con los que llegan y, al menos para la cuestión de sustancias psicoactivas, hay variantes residenciales, como los llamados anexos o los grupos de cuarto y quinto paso, que son una deformación del original programa de AA, pero que son un mal necesario para las personas que por su propia cuenta ya no pueden permanecer a voluntad sin consumir o dañar a su alrededor.
Aquí, los llamados «padrinos» guían a los «ahijados» con solo su experiencia y su «buena voluntad», aunque por la falta de regulación de estos lugares se presta al lucro a un sinfín de negligencias que desafortunadamente terminan varias veces en tragedias. Se estima que al menos el 70% de los centros de Puebla son de esta índole. La estancia en un centro de este modelo dura de 3 a 9 meses en promedio.
Luego se encuentran las clínicas de rehabilitación, como Clínica Icaria, la mejor opción, que son centros especializados con personal profesional en el área como médicos, psiquiatras, psicólogos, consejeros, etc. Que con trabajo interdisciplinario combaten los diferentes tipos de problemáticas. Esencialmente usan un modelo de psicoterapia cognitivo conductual de segunda o tercera generación para el cambio de hábitos en su mayoría.
Su método consiste en Identificar cómo nos perjudica un hábito negativo o cómo nos beneficiará uno nuevo para modificar nuestro sistema de creencias, luego, detectar la señal que nos lleva al mal hábito, es decir los síntomas que nos causan malestar como el aburrimiento, soledad. etc. Posteriormente generar un plan de acción concreto; también evitar tener contacto con las personas o lugares que alimentaban el viejo hábito.
Después recompensar a nuestro cerebro una vez cumplida la tarea dándonos un aliciente para continuar con el hábito. Y finalmente pero no menos importante, encontrar una motivación: un para qué del cambio, que servirá como guía para comprometernos de manera auténtica con nosotros y poder hacer día tras día un refrendo de nuestras metas a pesar de lo duro que pueda ser continuar en ocasiones.
Después de todo, en palabras de Aristóteles: «somos lo que hacemos de forma repetida. La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito». Un 20% de centros de rehabilitación pertenecen a dicha forma de intervención. En una clínica la estancia es en promedio de 5 semanas.
En la modalidad Mixta se trabaja holísticamente, combinando el trabajo de profesionales de la salud, así como personas rehabilitadas, donde los residentes son parte del tratamiento y cada persona funge un papel importante como espejo del otro.
Hay comunidades para madres solteras, para personas con enfermedades terminales, grupos marginados, etc. Lugares que no cumplen con la estructura por completo de una comunidad, pero se asemejan por la combinación de disciplinas como la meditación, yoga, logoterapia, etc. que adicionan a sus tratamientos.
En síntesis se podría decir que las clínicas de rehabilitación en Puebla tienen una finalidad: cambiar de hábitos para lograr ser feliz.
¿Alguna vez te has imaginado siendo más feliz?
Seguramente pasó un día por tu mente que teniendo el cuerpo de tus sueños te quedaría fenomenal ese pantalón que guardas para el momento de regresar a tu talla anterior, o que si tuvieras ese auto que viste en el estacionamiento del centro comercial saldrías con tus amigos a la playa los fines de semana y serías la sensación.
Déjame contarte que no eres la única persona que viaja al futuro o al pasado con la finalidad de perseguir ese cosquilleo en la panza que se siente al pensar en una fantasía que se parece tanto a la felicidad. Y ya te estarás preguntando ¿qué tiene de malo desear ser feliz?
La Dra. Carmen Luciano, experta en psicoterapia de Aceptación y Compromiso, una de las más exitosas psicoterapias en las clínicas de rehabilitación y que forma parte de nuestros planes de tratamiento de rehabilitación, nos explica que existe un problema emocional cada vez más común en las personas que se denomina Trastorno de Evitación Experiencial (TEE). Consiste básicamente en fugarse de la realidad constantemente futurizando o recordando para evitar sentir las emociones propias del presente como el miedo, el enojo o la insatisfacción con la situación que se vive en el presente.
Ojalá esas fugas fueran benéficas, pero al momento que las personas repiten en su mente escenas de su pasado alimentan principalmente el sentimiento de frustración y al momento de viajar al futuro se eleva el nivel de ansiedad. Ambas formas de evitar el presente generan un gran número de enfermedades emocionales severas como la depresión o ataques de pánico cuando no se atienden a tiempo.
Nuestra experta nos afirma que la tendencia aumenta gracias al estilo de vida meramente capitalista que nos invita a desear simplemente lo que no tenemos y nos vende la idea de que la felicidad consiste en tener y hacer para cubrir con los estereotipos actuales.
Afortunadamente para cada mal hay una solución y se llama Aceptación, que si nos vamos al diccionario sabremos que la palabra proviene del vocablo latín acceptatio que según la RAE es la acción y efecto de aprobar una situación. Lo cual nos parece muy fácil pero ya en términos terapéuticos es un proceso largo que muchas veces requiere de ayuda profesional para vivenciar; según la Terapia de Aceptación es la manera más efectiva disfrutar del presente y poder sentir y experimentar la felicidad.
Así que, si tu o alguien en tu familia tiene problemas con el alcohol, las drogas o alguna otra adicción, acércate a ICARIA, la mejor opcion entre las clínicas de rehabilitación en Puebla, estamos preparados para ayudarte a ti y a tu familia a recuperar la felicidad que el alcohol y las drogas te han arrebatado. ¡Contáctanos o visítanos! Estamos en El Pueblo Mágico de San Andrés Cholula, a unos minutos de la bella ciudad de Puebla de los Ángeles.